Los tiempos cambian,
y con ello el contexto se reforma. Así es la interacción de la vida, de las
eras, del mundo. Ayer ser médico era la profesión más envidiable, atractiva e
incluso que ofrecía una mejor posición social. En un tiempo ser científico se
miraba bajo esa misma óptica. Actualmente ser un crack en las tecnologías de
información y comunicación, es algo que da cierto estatus no solo social, sino
también financiero. El secreto siempre ha sido ser el mejor, ser la mejor.
Pero hoy no quiero
hablarte de las tecnologías de la información y la comunicación, sino de un
aspecto de esa gran dimensión: ser escritor, y específicamente: ser escritor de
blog.
El blog se ha
convertido en una plataforma increíble de ventas y posicionamiento, de hecho,
es efectivo en cuanto a posicionamiento orgánico. Y el secreto no solo está en
el diseño, sino en gran medida en el contenido. Si eres un bloguero, si te
gusta escribir, déjame decirte que estás encaminado a convertirte en una
influencia a nivel viral, tan solo debes aprender a usar tus recursos y
habilidades.
Si quieres sacar
provecho al máximo a tu oficio, toma en cuenta que los lectores quieren
aprender cosas nuevas y relevantes, quieren mantenerse informados, así que
comparte la mayor cantidad o el mayor porcentaje de valor, de esa manera podrás
fidelizar a tus lectores y esto te permitirá mayor alcance y por lo tanto
tendrás más influencia y generarás más ventas en caso de que emprendas a través
de un blog. Sé fiel a tu propio estilo, enmarca tu contenido en los temas que
sean relativos a tu emprendimiento o a tu literatura. No publiques de todo un
poco, el que mucho abarca poco aprieta, recuérdalo.
Por último, recuerda
siempre ajustar tus artículos a un buen formato. Que transmita orden y clase.
Respeta en todo momento las normas ortográficas y gramaticales, cuida la
coherencia, investiga previamente, estructura una escaleta o esquema que te
sirva de punto de partida para desarrollar los temas, usa un lenguaje fácil de
entender, que sea entretenido y refrescante; escribe las palabras que sean
necesarias para explicar bien el contenido del artículo, relee varias veces y
cuando estés satisfecho con el contenido, entonces sí publica.