COLUMNA: SENDEROS DEL ÉXITO
Por Lizandro Samuel (@LizandroSamuel)
Sendero del
Éxito es una columna reflexiva, el objetivo principal es regalarte una
perspectiva positiva de la vida, que te permita avanzar y superar las
condiciones más adversas para que puedas cumplir tus objetivos. Está a cargo de
Lizandro, un joven emprendedor que va abriéndose camino en una Venezuela que se
sortea entre dificultades y caminos espinosos, siempre se puede hacer un
sendero diferente. En Luna Azul
Ediciones ofrecemos distintos senderos a través de nuestros servicios
editoriales a todos aquellos que están interesados en alcanzar el
éxito. A continuación, disfruta de este artículo.
“Toda
la adversidad que he tenido en mi vida, todos mis problemas y obstáculos, me
han fortalecido. Puede que no te des cuenta cuando sucede, pero una patada en
los dientes puede ser la mejor cosa del mundo para ti”, Walt Disney.
Hace varias semanas me robaron el
celular. En Venezuela esto no supone una noticia, pero si usted no cree en las
casualidades, preste atención. Seis días antes dejé por error el teléfono en un
taxi. Primera vez en mi vida que me sucedía eso. A penas llegué a la casa, mi
inconsciente se dio cuenta del descuido. Bajé a la línea que usé, hablé con la
fiscal y esperé a que apareciera el taxista que me había llevado. Me devolvió
el aparato. A la semana siguiente, tuve que negociar con un motorizado que me
encañonaba. Conservé el chip y la tarjeta sd. Desde hace días tenía trabajo
nuevo.
Escribo sobre esto a ver si yo mismo
lo entiendo más. Al parecer, cada vez que se produce un cambio importante en mi
vida, debo soltar algo. Cuando estuve a las puertas de una de las experiencias
más bonitas de mis años de futbolista, fui víctima de un robo colectivo en un
autobús. Luego de una semana en mi primer trabajo como entrenador, me hurtaron
un celular. Previo a iniciar una relación, me despidieron de ese sitio. Y
cuando, en otra institución, decidieron dejar bajo mi responsabilidad el grupo
de jugadores más talentoso que he dirigido, decidí cortar la susodicha
relación.
Es un patrón. Una renovación de
obstáculos. El prontuario incluye personas que entran y salen de mi vida
–amigos, alguna relación sentimental, colegas, compañeros–, tres teléfonos
robados –en hurto o a mano armada–, dos billeteras y una portachequera
hurtadas, una laptop quemada y ahora los primeros problemas serios con mi
conexión a Internet en más de diez años.
Quizá algunas situaciones resulten lógicas:
que se te queme la laptop en un país cuyo gobierno hace cortes o bajones de luz
inesperados no es una consecuencia llamativa. La novedad está en los momentos
de mi vida en los que ocurren estas cosas. Actualmente, atravieso un periodo
con una gran carga laboral, la mayor que he tenido, quizá; y entre tantas
nuevas noticias, ya llevo más de una semana sin Internet. Para redondear el
asunto, mi novia también acaba de perder la conexión en su casa –“hasta nuevo
aviso”, según la operadora–, justo cuando inicia en un trabajo que la obliga a
navegar cada día. Somos una pareja de náufragos entre cambios y pequeños pasos.
Durante la adolescencia me relacioné
con varias corrientes que instaban a la planificación de vida. Tiene sentido: por
ahí leí que si no sabes adónde vas puede ser que no llegues. Pero, en lo
personal, una vez que he asumido las cosas que quiero y cómo las quiero, me ha
tocado conducir por una carretera venezolana en la que siempre hay nuevos
huecos y cambios inesperados en las señalizaciones. Hacer de la adaptación una
excusa para mejorar es importante.
Al revisar las biografías de
personas exitosas dentro de sus roles laborales, suelen aparecer obstáculos más
insólitos que sus logros. ¿De verdad Abraham Lincoln tuvo que perder ocho elecciones
antes de convertirse en presidente? Decir que River Plate de Argentina le cerró
las puertas del fútbol de alto nivel al hoy mejor jugador de la historia, por
no creer que tanta inversión en medicinas fuera un riesgo rentable, hoy adereza
la historia de Lionel Messi. Y que la carrera musical de Mark Everett despegara
luego de varios años en los que la palabra fracaso
fuese benévola para evaluar cómo estaba resultando su vida, solo para tener que
afrontar casi de inmediato el suicidio de su hermana, hace pensar que siempre
hay un nueva situación presta a ponernos a prueba.
Escribe Juan Villoro: “El arte suele
surgir de un problema superado y se estimula a través de las restricciones”.
En la bifurcación del camino, cuando
la piedra parece imposible de mover, podemos usar su superficie como lienzo
para pintar, o nos podemos romper los nudillos o la cabeza en un ataque de
frustración. Si ocurre lo segundo, una nueva oportunidad surge del obstáculo:
la sangre puede ser la mejor pintura.
Esta ha sido la reflexión de hoy, a
cargo de Lizandro Samuel, recuerda que todos los jueves puedes encontrar este
espacio dedicado a todo emprendedor. Si deseas conocer nuestros servicios
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